domingo, 26 de octubre de 2014

Resakness

Son las 17:09. Me he levantado hará eskasamente una hora. Me he duchado y he metido una pizza en el horno, la cual acabo de devorar. Me equivoco al darle a las teclas del teclado y todo se mueve a mi alrededor. Estoy resakosa perdía. Odio la laaaaarga tarde del domingo de resaka, porque no sé ké hacer. Realmente es ke no kiero hacer nada, kiero ke pase para mañana encontrarme bien. Y entonces es en estos momentos kuando digo *ya no voy a beber tanto. Voy a controlarme un poquito más porque mira que mal lo paso el día de después*. Pero como siempre de eso sólo me akuerdo tales domingos como hoy. En plena noche lo último que se me pasaría por la kabeza son los efectos sekundarios de mi borrachera, y tras una copa viene la otra y la otra y la otra, y así sucesivamente. Teniendo en cuenta que tengo 18 jóvenes años y que llevo ya casi dos bebiendo como una cerda porke es ke no tiene otro nombre, ¿qué será de mi higado al cruzar la barrera de los 40? eh? eh? Pues muy mal estará, sí señor. También podríamos hablar de las numerosas neuronas que he ido dejando por ahí cada noche, junto a los vasos de wisky vacíos. Soy una inconsciente!!

La noche no ha estado mal.  Siempre puede ser mejorable, cierto es. Como cada uno realmente va a su rollo aunke salgamos juntos, a las seis de la mañana nos volvimos a ver Mrs.S y yo alones in the dark. Ya vés tu a mí la pena. Y decidimos irnos a comernos un bokata de pinchitos para las dos y unas patatiyas. Kreo ke me reí al pedírselo a la-mujer-de-detrás-de-la-barra. Y rekuerdo a Mrs.S diciéndome ke me comportara. Estábamos las dos muyyy borrachas. Y luego nos sentamos en un banco en el paseo (todo esto a las 6 y piko ya eh? como si fueran las 6 de la tarde, nosotras trankilas). Y kuando vimos ke nos íbamos a kedar dormidas ahí, decidimos empezar a kaminar ke aún nos kedaba un paseíto hasta aquí.

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Aún así yo en vacaciones seguía viniendo, y nos ibamos viendo, pero ya creíamos que *eso* había quedado atrás. Pues bueno, al grano. El caso es que en fin de año, no sé ni cómo ni por qué, acabamos los dos viendo amanecer sentados en un polletillo comiéndonos a besos. Lo último que se me había pasado por la cabeza es que esa noche iba a acabar así. Recuerdo que a las doce decidimos irnos para casa porque estaríamos en búsqueda y captura de nuestros progenitores, y que hacía frío, y me dejaste tu chaqueta, y me pasaste así el brazo por encima del hombro. En ese momento fui realmente feliz, sin quererlo ni beberlo.

Decidimos hablar al día siguiente. Hablamos. Y decidimos intentarlo. Porqué no? Ya era hora de que fueramos un poquito felices. Y por qué no iba a poder ser feliz Descargar musica gratis él?

Así que estuvimos tres meses juntos. Bueno, *juntos*, porque acabaron las navidades y yo volví a irme fuera, y venía todos los puentes y algunos fines de semana pero realmente no era suficiente para sacar adelante una relación que había empezado así, en la distancia básicamente. Todas los días esperaba ansiosa que llegasen las 9 para hablar contigo. Pero no era suficiente. Y tuve muchas dudas, muchos momentos de incertidumbre y de no saber qué hacer. Y definitivamente una de las veces que vine, que nada más hacía esquivarte porque con quien realmente me apetecía estar era con mis amigos, decidí hablar contigo para que lo dejásemos. Tú dijiste que también lo habías pensado, y que lo nuestro era muy dificil y mas tarde o mas temprano iba a tener que acabarse. Aunque tus ojitos estaban a punto de estallar, creí que me habías quitado un peso de encima diciendo eso, intenté creerme que era verdad lo que decías a sabiendas de que no era así. Porque aunque no quería seguir contigo te habías convertido en mi mayor confidente y no quería perderte por Descargar musica gratis del mundo.

Creo que nadie nunca ha sabido escucharme tan en silencio. Creo que nadie ha sabido calmarme, consolarme como tú lo hacías. Sabías como hacerme reir. Sabías como me sentía, e incluso a veces lo que estaba pensando, lo cual me asustaba muchas veces.